Primer certamen de jóvenes críticos en el Festival Internacional de Buenos Aires

jueves, 15 de octubre de 2009

Soy el buda…


Por Romina Rearte

Las luces del teatro Payró, que por segunda noche consecutiva albergaron al público de Calderón, se apagaron y el polvo maravilloso que fue, volvió a ser sólo eso, polvo.
Al traspasar la delgada línea que divide lo racional de las pasiones humanas se ponen en juego las emociones y sensaciones más íntimas del espectador: querer llorar sin saber porque, querer dejar de sentir… pero el corazón late más fuerte que nunca, querer que la mente esté en blanco y no poder, es dolor y es esperanza, es amor y es odio.
Un profesor que no concibe una vida que duela tanto, que busca entender cómo se hace para llegar a ese punto: al de la comprensión. Un hombre derrotado, cansado y en soledad, acepta vivir en la injusticia y en la ignorancia, sin ganas de luchar, casi resignado a morir.
Una alumna, mientras, intenta a toda costa exponer su disertación sobre el Buda, busca sentirse viva, proclamar, luchar y confrontar, hacer la revolución. Busca aprender a amar.
Dentro de un muy bien logrado universo político-social y en el marco de una clase sobre la “tragedia” no quedan temas sin tratar, desde las experiencias de vida del profesor hasta la educación, el rol del estado y el controversial legado de la saciedad. Clase conforma una pieza de con fuerte anclaje generacional que sin dudas invita a reflexionar.

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