Primer certamen de jóvenes críticos en el Festival Internacional de Buenos Aires

martes, 13 de octubre de 2009

Juan, la suerte.


Por Ana Ailén Federico.

Ayer fuimos a ver la ultima función de la obra francesa “Jean la Chance” (“Juan la suerte”). La obra basa su guión en el cuento “Hans in Glück” de los hermanos Grimm. Básicamente el texto cuanta la historia de un hombre que tiene un objeto de gran valor y lo cambia por uno de valor inferior. Dicha acción se sucede en una extensa secuencia hasta que termina quedándose sin nada. Este simpático y confiado hombre cree en la buena fe de las personas con las que interactúa, y confía en que realmente el intercambio de objetos lo beneficiara.
El espectáculo comienza cuando Juan es abandonado por su esposa, ella le dice que se va con otro hombre, y que le dejará la casa con todos los animales, muebles y hasta la empleada. Juan, luego de esa pelea, cae en una depresión, mientras la criada bastante enojada cuenta cómo se fue decayendo la estancia. En medio de esas circunstancias, aparece un señor interesado en cambiarle a Juan todas sus tierras y ganado por unas carretas con caballos. Lo convence con el pretexto de que “podrás recorrer el mundo”, y es así cómo Juan comienza esta cadena de intercambios creyéndose siempre beneficiado.
La puesta es sencilla, y juega con el espacio del escenario de manera no convencional: en la parte de atrás los actores se cambian la ropa, toman agua y se preparan para la próxima salida; luego hay una línea con micrófonos donde se ve a la banda integrada por los mismos actores, y en el resto del escenario transcurre la obra, en la que emplean objetos muy sencillos para representar los diferentes espacios por donde viaja el protagonista.
Hay que estar preparado para ver la obra, las situaciones que atraviesa este buen hombre son contadas con temas musicales compuesto por el músico punk más importante de Francia, Tomas Heuer, provocando un nivel muy alto de excitación en el espectador.
Uno de los principales problemas de la obra, es a la hora de la lectura de los subtitulados porque están ubicados muy arriba de la boca del escenario, lo que dificulta su lectura, y sumados al ritmo de los diálogos, no permite prestar atención a las actuaciones.

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